Título Superior
Educar en Positivo

Este es un ejemplo de tantos que ocurren en el aula: niños y niñas “inquietos” con situaciones importantes detrás como separaciones, inseguridad, falta de autoestima... Antes de conocer la Psicología Positiva me centraba en dotar a mis alumnos/as de herramientas para desarrollar aquello que no tenían, eso que tanto les costaba y no salía de forma natural y que además, aun con toda mi buena intención, en ocasiones no daba los resultados deseados. Aplicaba lo aprendido, la experiencia, ganas... que validaba como correcto, sólo que: las familias, las rutinas en las mismas y por tanto los alumnos, ¡y yo misma!, estamos en continuo cambio. Llevaba tiempo observando que necesitaba algo más.

En los años que llevo observando y acompañando a niños y niñas de diferentes cursos y etapas, he tenido muy presente la labor del maestro como figura esencial en la configuración de la persona como protagonista, teniendo como base su autoestima y crecimiento en todos los aspectos. Veía que necesitaba una nueva forma de mirar, de llegar, de acompañar desde ellos mismos, buscaba una metodología que me aportara un valor diferencial para en encontrarme y encontrar cada "ser".

Con la Educación Positiva me he podido sentir fuertemente identificada. Primero llegando a mi misma, creciendo desde mis fortalezas, llegando a mi "ser". A partir de ahí, de mi, en el caso de Marta, he comprobado que lo que necesita es conocer cuáles son sus recursos más presentes para expresarlos con frecuencia y utilizarlos incluso en situaciones más complejas, siempre teniendo en cuenta su contexto personal. A Marta le acompañé para que se identificase con sus fortalezas, como el perdón y la cooperación, y para que sus padres también las viesen y les dedicasen tiempo en casa. Así Marta consiguió sentirse a gusto, valorada por algo que sí se le daba bien y compartiendo tiempo con algo que le hacía disfrutar.

Rebeca Arcones, Maestra de Educación Primaria