Síndrome de la vida ocupada. No pares, sigue, sigue, no pares… ¿Por qué te afecta?
Sonia Castro (Psicólog@)
15 febrero, 2023
“… preparar la comida para llevar el táper al trabajo a lo largo de la semana, practicar 30 minutos de deporte a diario, cuidar las relaciones sociales y pasar tiempo con tus amigos y amigas, preocuparte del resto de los miembros de tu familia, no faltar a las revisiones médicas anuales, hacer esa escapada con tu pareja el fin de semana, ir de compras, leer ese libro que te han recomendado en el trabajo, acabar el Máster en el que llevas 6 meses matriculado, pasar la ITV del coche, sacar a pasear al perro, hacer los deberes con tu hijo pequeño, regar las plantas, conectarte a la reunión con tu jefe, responder la decena de emails que se han acumulado en tu bandeja de entrada, terminar el texto que ayer se quedó a medias, organizar la reunión de mañana con tu equipo, darte un capricho de vez en cuando, ver la segunda temporada de tu serie favorita en Netflix…”
Estas son sólo algunas de las muchas tareas para las que tenemos que organizarnos la mayoría de los mortales y a las que muchísimas veces no llegamos…
¿Habías oído hablar del síndrome de la vida ocupada? Ya sea sí o no tu respuesta, quédate por aquí porque hoy hablamos de ello en el blog del IEPP.
¿Qué es?
Lo primero que quiero aclarar es que de la misma manera que ocurre con muchos de los términos y conceptos que identificamos con el término “Síndrome”, (por ejemplo el síndrome de Peter Pan, síndrome de Wendy o el síndrome de la cara vacía…) el síndrome de la vida ocupada no se trata de ningún diagnóstico clínico, enfermedad mental, etiqueta diagnóstica, ni trastorno como tal.
Su origen se remonta hace ya más de 10 años y lo ubicamos en Glasgow, donde un grupo de científicos e investigadores (CPS Research) lo identificaron y le pusieron este nombre.
El síndrome de la vida ocupada nos ayuda a identificar al tipo de personas que viven a mil por hora, que llevan un estilo de vida frenético, con cientos de ocupaciones en casa y aún más en el trabajo.
A pesar de que estas personas puedan dar la impresión de que se sienten felices, satisfechos, plenos y que disfrutan muchísimo de la vida… suele ser justo al contrario… Lo habitual es que este perfil de persona quiera (casi de manera inconsciente) llenar cierto vacío y no enfrentarse a emociones desagradables y pensamientos negativos que probablemente llegarían en caso de no vivir tan ocupados y dejar espacio para que entren.
Por lo tanto, podría entenderse este síndrome de la vida ocupada como un mecanismo de defensa personal.
primeros pasos
para manejar las montañas rusas emocionales y conseguir mayor armonía y efectividad en el día a día
Síntomas y características
- Hiperestimulación y actividad excesiva en el día a día. Son personas que están continuamente ocupados y que enlazan una actividad tras otra sin freno y sin ver el fin.
- Sin darse cuenta cometen ciertos errores de memoria, errores ni muy graves e incapacitantes, pero sí incómodos y recurrentes como olvidos cotidianos, despistes y problemas de concentración y de atención habituales.
- Alto nivel de autoexigencia. Son personas con cierta tendencia a exigirse demasiado, en exceso, a establecer unas metas muy elevadas y habitualmente imposibles de alcanzar.
- Aumento en los niveles de estrés. Pincha aquí si quieres profundizar un poquito más acerca de la respuesta de estrés
- Ansiedad. Para saber más y sus consecuencias, puedes leer este artículo del blog en el que detallamos esto mismo.
- Agotamiento, cansancio extremo y/o fatiga física y emocional.
- No saber disfrutar de no hacer nada y un sentimiento de culpa constante si la persona considera que está realizando alguna actividad.
- No saber marcar límites, no saber decir que “no”.
Consecuencias
Las consecuencias que acontecen cuando la persona sufre del Síndrome de la vida ocupada son:
- Disminución en la productividad y en el rendimiento laboral.
- Problemas de insomnio. No descansar bien, dormir menos horas de las necesarias para un correcto descanso, problemas para conciliar el sueño o despertarse varias veces seguidas a lo largo de una noche también puede ser una consecuencia de vivir en la rutina de la ocupación constante.
Tratamiento
Lo más recomendable para intentar mantener a raya el síndrome de la vida ocupada sería trabajar estos puntos estratégicos:
- Trabajar la asertividad. Aprender a marcar límites, saber establecer líneas rojas y poder decir “no” sin sentimiento de culpa asociado. Para saber mucho más sobre la habilidad social, te dejamos aquí un artículo sobre la asertividad.
- Establecer horarios, tiempos y espacios de desconexión laboral. Esto implica no contestar emails, mensajes ni WhatsApp fuera de esos espacios, y tampoco trabajar y ejecutar tareas que no corresponden, a no ser que sean de absolutísima necesidad.
- Practicar alguna actividad relajante, de disfrute o de ocio, no relacionada con tu trabajo (escuchar música, leer, etc.) media hora antes de acostarse.
- Tratar de reajustar las metas, objetivos o expectativas que nos hayamos impuesto y que queramos conseguir si somos conscientes de que son muy difíciles, inalcanzables o casi imposibles.
- Marcarse como tarea contar con momentos de tiempo libre para precisamente descansar, disfrutar del ocio y no hacer nada en esos espacios.
- Practicar Mindfulness. Con esta práctica aprenderás a dirigir tu atención al momento presente y disfrutar del aquí y ahora.
- Intentar no hacer varias tareas al mismo tiempo (comer y trabajar al mismo tiempo, mirar el móvil y una película a la vez, cocinar a la vez que estás en una videollamada, conducir y escuchar música al mismo tiempo, etc.)
Si después de leer este artículo, te has sentido identificada o identificado y consideras que puedes estar viviendo el Síndrome de la Vida Ocupada y te invitamos a introducirte en la práctica del mindfulness, que te dará las claves para aumentar tu inteligencia emocional y tu atención al momento presente.
No lo retrases más y ¡ponte a ello!
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