Indefensión Aprendida: NO es lo que te toca, es lo que NO haces
Sonia Castro (Psicólog@)
7 febrero, 2024
Es muy probable que si te paras a pensar, venga a tu cabeza alguna persona cercana, que sin llegar a estar deprimido, a veces pareciese desde fuera que no se implica, ni se esfuerza en cambiar nada, que cree que lo que le ha pasado, lo que le está pasando y que lo que le pueda deparar el futuro en cualquier aspecto de su vida (personal, laboral, de pareja…) no depende de él y por ello nunca hace nada por cambiar.
La persona se muestra estática, bloqueada, abandonada a su suerte, acomodada, desmotivada, sin nada de energía, cual marioneta manejada por otras manos, impotente, dando la apariencia de persona cobarde y conformista… ¿Has identificado ya a alguien así?
¿Qué es?
La indefensión aprendida es cuando sentimos que los acontecimientos no responden a lo que nosotros hacemos. Es decir, la persona siente y cree de verdad que haga lo que haga no va a servir para nada y no va a poder cambiar los resultados de los acontecimientos finales, ya que lo que después ocurra viene dado.
Eva Herber, experta en coaching, nos introduce este término en nuestro podcast número 35, “El pesimismo es tu peor enemigo” y es que una de las consecuencias más frecuentes de esta indefensión es un pesimismo extremo y la pérdida total de la esperanza.
Ejemplos
La indefensión aprendida es mucho más habitual de lo que podemos imaginar.
- Es muy fácil detectarla en personas que han sido o que son víctimas de violencia machista y violencia de género. En estos casos, debido a la exposición repetida y continuada de los malos tratos y del desprecio tan brutal por parte del agresor, la víctima sufre un desgaste físico y psicológico tan fuerte que cree y siente que da igual lo que haga por intentar cambiar, porque no va a cambiar nada. Se siente una persona indefensa e impotente, y cree que cualquier cosa que haga siempre será inútil porque el control de la situación nunca depende de ella. De esta forma la víctima se mantiene dentro del bucle de la violencia, sintiéndose cada vez peor, con una muy baja autoestima y con un alto riesgo de caer en depresión.
Escucha nuestro podcast #132 sobre Violencia de Género que aquí abajo te dejamos.
- Otro ejemplo de indefensión aprendida sería cuando un grupo de alumnos, tras no ser capaces de responder la primera pregunta de un examen, son incapaces de resolver una tercera pregunta muy sencilla y fácil, por la indefensión aprendida adquirida como consecuencia de su primer resultado.
Tratamiento
Como ocurre con la mayoría de los problemas psicológicos, antes de hablar de tratamiento, lo primero, primerísimo de todo es que la persona que lo sufre sea consciente de ello y que reconozca y acepte lo que le está pasando.
Una vez aceptado, lo ideal y lo recomendable para trabajarlo y mejorarlo es acudir a un profesional que te acompañe en el camino para entre otras más cosas:
- Ir ayudando a la persona a encontrar esa zonas, áreas y aspectos concretos de su vida de las que sí tiene el control y que sea consciente de los resultados.
- Llevar a cabo ciertas conductas en las que no va a fallar y no hay posibilidad de error.
- Trabajar y reforzar su Autoestima.
- Modificar su lenguaje negativo interior y ciertos pensamientos nada realistas e irracionales.
- Establecer y marcar ciertas metas y objetivos fáciles de alcanzar e ir incrementando poco a poco y según se vayan consiguiendo la complejidad de ellos.
- Hacer una lista con todos los logros conseguidos y de las situaciones que la persona haya vivido y que hayan sido consecuencia de su iniciativa, esfuerzo y sus recursos.
- Fortalecer el optimismo.
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Teoría de Martín Seligman
¿De dónde viene este concepto?
El origen del término de Indefensión Aprendida se remonta a los conocidísimos experimentos con perritos que llevó a cabo Martin Seligman, padre de la Psicología Positiva.
¿Cómo fueron exactamente estos experimentos?
- En una primera parte se provocan varias descargas eléctricas cada vez que el animal hacía algo mal o se equivocaba y se les premiaba cada vez que hacían la tarea solicitada bien. Refuerzo positivo o negativo según estuviera el acto bien o mal ejecutado.
- En la segunda fase del experimento se cambió el orden y se empezó a provocar descargas eléctricas cuando el animal hacía las cosas bien, y se daba refuerzo positivo cuando el perro se equivocaba y hacía las tareas mal.
- En la última fase, las descargas se aplicaban completamente al azar. A veces recibían descargas y otras veces premio, con independencia de lo que hubiera pasado antes. De esta forma, los animales empezaron a sentir y a aprender que lo que hicieran no tenía nada que ver con lo que después les iba a ocurrir. Por lo que perdieron la sensación de capacidad de control.
- A los pocos días se observó que los perros habían caído en depresión, esto es, tenían un comportamiento depresivo. Se quedaban sentados y acurrucados en las esquinas de las jaulas y cuando se les abría la puerta y se les invitaba a salir, no lo hacían.
- La conclusión final a la que llegaron Martin Seligman y todo su equipo, es que estos animales habían entrado en un estado de Indefensión Aprendida.
Así que si crees que en la actualidad has entrado en un proceso de indefensión aprendida que te está incapacitando y generando un malestar importante, no puedes salir de ahí y quieres superarlo, solicita una primera orientación gratuita con uno de nuestros expertos para empezar a buscar juntos la mejor solución y poder llegar a ser el único y máximo responsable del control de tu vida.
En el IEPP nuestros profesionales expertos, gracias al MÉTODO FORTE, te aportarán todo lo que necesitas. ¡No dejes pasar más tiempo y empieza por hacer algo desde ya, solicitando ayuda!
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