La fórmula de la FELICIDAD
Rebeca Gómez (Psicólog@)
22 enero, 2024
Iniciamos este post retomando el objetivo de la Psicología Positiva. Esta disciplina científica trata de estudiar la forma en que la gente siente emociones positivas, muestra amabilidad y crea relaciones sanas e instituciones felices (Gable y Haidt, 2005).
Sin embargo, ser feliz o ayudar a que otras personas lo sean no es tarea fácil. Desde la perspectiva científica se intenta operativizar la felicidad para poder medirla e influir sobre ella, pero ¿hasta qué punto podemos influir en nuestros procesos internos para tratar de ser más felices? Sigue leyendo y lo descubrirás 😉
¿Qué es para ti la Felicidad?
Párate un momento a pensar cuál sería tu respuesta ante esta pregunta.
Algunas personas pueden responder con frases como estas:
- “Que me diga mi hija que me quiere”
- “Estar contenta”
- “Tener una vida plena”
- “Estar en calma”
- “Estar delgado”
- “Cuando acabé la maratón”
- “No sufrir”
Este tipo de respuestas nos confirman que para algunas personas la felicidad consiste en experimentar emociones positivas.
Para otras personas, la felicidad es un objetivo en sí mismo y está asociada con el pensamiento “seré feliz cuando…” (cuando acabe la maratón, cuando me saque las oposiciones, cuando esté más delgada, etc.).
Sin embargo, la felicidad no se puede entender como un lugar de llegada, como algo externo que se alcanza o no. La felicidad no es algo que se tiene o no se tiene.
La Psicología Positiva se centra en el uso de las FORTALEZAS personales para incrementar el bienestar de las personas
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Diferentes perspectivas
Todas las respuestas anteriores coinciden con una perspectiva occidental sobre la felicidad, que ha sido la más utilizada hasta ahora en los estudios científicos. Según esta perspectiva, el modo de alcanzar la felicidad se obtiene a través de la experimentación de emociones positivas sobre el pasado, el futuro y el presente.
Un enfoque diferente de la felicidad es el que tiene que ver con deshacerse de algo que resulta perjudicial o doloroso, para dejar paso a estados de calma y equilibrio. Precisamente, esta idea es la que representa la perspectiva oriental de la felicidad.
Delle Fave et al. (2016) exploraron el concepto de felicidad a través de diversas naciones y dimensiones culturales, y encontraron que la mayoría de las personas a lo largo de todos los países y culturas, entendían la felicidad como un estado o dimensión interior en el que se experimenta armonía y equilibrio. Mientras que un menor número de personas aludían a la felicidad como emociones positivas, satisfacción, conciencia, optimismo o autonomía.
En este estudio las personas procedentes de países occidentales, como EEUU, concebían la felicidad con palabras como satisfacción o emociones positivas. Mientras que las personas de países orientales, como la India, tendían a definir la felicidad con términos como armonía o paz.
La fórmula de la Felicidad
Martin Seligman y su grupo de investigación, en 2002, trataron de explicar las variables que influyen en la Felicidad mediante la siguiente fórmula:
F = R + C + V
Según esta fórmula, la felicidad (F) depende de tres factores:
- Herencia genética (rango fijo R): características personales que llevamos grabadas en los genes y no se pueden modificar.
- Contexto social y geográfico (C): dónde nacemos, dónde vivimos, con quién y cómo nos relacionamos…
- Voluntad de la persona (V): actividades intencionadas que dependen de nosotros/as.
Sonja Lyubomirsky (2008) plantea que el factor “V” es más sencillo de modificar y encuentra en sus estudios que explica hasta un 40% de la felicidad de las personas. Dicho de otra forma, cambiando nuestra manera de actuar y de pensar tenemos la posibilidad de ser un 40% más felices.
El porcentaje restante depende del entorno (10%) y de la predisposición genética y biológica (50%) y, a priori, no es tan fácil de cambiar o no siempre está en nuestra mano.
¿Cómo ser más feliz?
La mayoría de las veces no llegamos a ese 40% porque nos dejamos llevar por determinadas creencias y emociones que nos paralizan a la hora de alcanzar nuestra felicidad. Por ejemplo, “Ya lo he intentado varias veces y no me ha funcionado, ¿para qué lo voy a intentar otra vez, si no va a servirme de nada?” Este tipo de creencias ponen el foco en lo negativo y nos hacen creer que no tenemos el control sobre nuestras acciones.
A continuación, te damos cuatro claves que te pueden ayudar a reformular estas creencias y asegurarte tu 40% de felicidad:
- Olvídate de las etiquetas: cuando etiquetamos a algo o a alguien (incluidos nosotros/as mismos/as) damos por hecho que tiene cosas que no se pueden cambiar y eso hace que ni lo intentemos.
- Utiliza un lenguaje interno positivo: la forma en la que te hablas a ti mismo/a determina cómo te sientes y cómo te relacionas con tu entorno.
- Siembra esperanza de cambio: esto aumentará tu sensación de control.
- No se trata de luchar contra los propios pensamientos negativos, sino de transformarlos a través de la aceptación y el optimismo.
Cada persona posee una predisposición genética diferente y se desenvuelve en un contexto también distinto. Son estos factores los que pueden determinar la tendencia de una persona en relación a su manera de experimentar y afrontar sus emociones: alegría, tristeza, miedo… Sin embargo, podemos poner en marcha acciones conscientes para lograr una vida más feliz.
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Fuentes de datos:
- Delle Fave, A., Brdar, I., Wissing, M. P., Araujo, U., Castro Solano, A., Freire, T., ... & Soosai-Nathan, L. (2016). Lay definitions of happiness across nations: The primacy of inner harmony and relational connectedness. Frontiers in psychology, 7, 30.
- Gable, S. L., & Haidt, J. (2005). What (and why) is positive psychology?. Review of general psychology, 9(2), 103-110.
- Lyubomirsky, S. (2008). The how of happiness: A scientific approach to getting the life you want. penguin.
- Seligman, M. (2002). La auténtica felicidad. Ed. Byblos, Barcelona, España.
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Hola,
¿Esto implica que hay personas que no pueden aspirar a la felicidad por motivos genéticos? ¿No sería esto predisponernos y predisponer a estas personas para no intentar lograr la felicidad?
Buenas tardes, Juan. Gracias por leernos. La idea que hemos querido transmitir en el post es justo lo contrario: la felicidad se puede conseguir independientemente de la predisposición genética, es algo que depende en gran parte de nuestra ACCIÓN voluntaria. A lo que animamos es a reflexionar sobre las variables que están en nuestras manos y sobre las que podemos influir. La genética puede determinar la TENDENCIA de una persona en relación a su manera de experimentar y afrontar sus emociones. Un ejemplo de ello es el pesimismo. El pesimismo se caracteriza por una anticipación de resultados negativos y un… Read more »
Una maravilla de artículo .Una bonita forma de ponerlo más fácil de entender las cosas.Gracias Rebeca
Hola Miha, buenas tardes. Muchas gracias por estar detrás de la pantalla, por leer nuestro blog y por dejarnos tu feedback.
Es un orgullo para las personas que estamos detrás del blog que lo que compartimos os guste y os sirva de enseñanza.
Nos encantará que leas el resto de artículos y conocer tus sensaciones.
Un abrazo FORTE de parte de Rebeca y del resto de compañer@s del IEPP y feliz martes.