Fatiga pandémica: Estoy al límite, ya no puedo más…
vanesaeiepp (Psicólog@)
6 febrero, 2024
Coronavirus, pandemia, Covid-19, hidrogel, confinamiento, estado de alarma, epis, aerosoles, desescalada, FFP2, antígenos… estos son términos que hasta hace un año apenas conocíamos y que no estábamos acostumbrados a utilizar en nuestro día a día y en nuestras conversaciones habituales, pues bien, con el concepto de fatiga pandémica ha pasado justo esto mismo.
¿Qué es?
La fatiga pandémica o fatiga emocional es un conjunto de síntomas que experimenta y siente la persona como consecuencia de la situación de pandemia y de todo lo que hemos vivido tras la aparición de la COVID-19 en nuestro mundo.
Se trata de la consecuencia psicológica tras la amenaza continua y prolongada del coronavirus. Su definición más literal podría ser "cansando de la pandemia” y aparece cuando en la persona se ha sobrepasado la capacidad para tolerar una situación de estrés prolongado, en este caso estrés emocional.
En este artículo del blog puedes saber un poquito más sobre los Tipos de Estrés.
Las personas lo describen en consulta como estado de ánimo bajito, agotamiento, incertidumbre, sensación pérdida de control, cansancio acumulado…
Cada día se necesitan más profesionales capaces de cultivar la felicidad desde las fortalezas personales
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Síntomas
Vamos a detallar a continuación cuáles son los síntomas más comunes y más habituales que las personas describen y que nuestros terapeutas del IEPP trabajan de manera muy frecuente.
- Bajo estado de ánimo: La persona se siente más triste y desanimada de lo habitual. No se trata de algo puntual, sino al levantarse y enfrentar el día ya se siente con tristeza. Mucho cuidado aquí y es que si el estado de ánimo triste es muy intenso, persiste mucho en el tiempo e incapacita en exceso la calidad de vida, se podría caer en un estado de ánimo depresivo que necesitaría por supuesto de un acompañamiento con un profesional de la psicología.
- Falta de energía: Es como si la persona necesitara una recarga extra de gasolina al empezar sus tareas cada mañana. Apatía.
- Cansancio: Aun habiendo dormido y descansado bien, la persona siente que está cansada la mayor parte del día. Agotamiento.
- Descenso de la motivación y de las ilusiones: Al vivir en una situación prolongada de cierto desconcierto y con muchos planes, objetivos, propósitos y metas interrumpidos por causa mayor, llega la desmotivación a la persona. La persona ve pasar los días, las semanas, los meses y vive estancado y sin hacer nada nuevo que le motive de manera especial.
- Dificultad para concentrarse: Cuesta más que antes de la pandemia centrar y mantener la atención en una tarea concreta (leer, coser, escribir, cocinar, estudiar...). Y es que pueden aparecer de forma automática y casi inconsciente pensamientos e ideas relacionadas con la pandemia que hacen que la persona desvíe su atención y se desconcentre con mucha facilidad. Como consecuencia de esto, puede disminuir la productividad y/o el rendimiento académico o laboral. Cuidado aquí los adolescentes y jóvenes escolares.
- Irritabilidad: La persona reacciona de manera desproporcionada ante los pequeños imprevistos y situaciones del día a día. Es como si saltara a la mínima y de forma muy intensa. La irritabilidad es más frecuente en adolescentes. En los jóvenes pareciera que todo les molesta, todo se lo toman a mal, todo les ofende, todo lo personalizan y se lo llevan a lo personal.
- Baja capacidad de autocontrol: A la persona le cuesta muchísimo más que antes controlar sus impulsos y sus deseos y por esto puede ceder y caer de manera aparentemente fácil ante estímulos y tentaciones. Ojo aquí, porque cuando el autocontrol está bajito una consecuencia puede ser caer en conductas adictivas, por ejemplo lo que ocurre con la comida. Puedes descubrir aquí todo sobre el autocontrol.
- Ansiedad, miedo y angustia: Sentir y experimentar ansiedad en todos sus niveles (físico, pensamientos...) La persona vive con un miedo constante, muy intenso y a veces incontrolable.
- Insomnio y alteraciones del sueño: Problemas para conciliar el sueño o aumento de despertares durante la noche. Esto es muy frecuente cuando hay mucha ansiedad y además la cabeza va a 1000 por hora. Si quieres saber más sobre los problemas del sueño, aquí te dejamos nuestro artículo sobre el insomnio.
- Evitación: La persona utiliza la evitación como mecanismo de defensa para protegerse de posibles nuevas fuentes de estrés y de situaciones que ya anticipan como emociones negativas.
Cómo afrontarla
Aunque en ocasiones pensemos que no podemos hacer nada por cambiar esa sensación, y por sentirnos mejor, sí que podemos, mira estas pautas que ayudan a la persona con fatiga pandémica.
- Busca emociones agradables y positivas. Trata de hacer cada día algo que te guste, que te aporte alegría, que te distraiga, que te motive y adaptado a la situación actual… Jugar con la familia a ese juego de mesa que tan buenos momentos os ha hecho sentir, darte ese baño con espuma sin ninguna prisa y como tu disco de música favorita…
- Desconecta del exceso de información. No es la primera vez que lo decimos, la infoxicación es diaria y solo aporta malestar la mayoría de las veces. Las redes sociales, la prensa, los telediarios… hablan, cuentan y repiten constantemente lo mismo.
- Trabaja, cuida y preocúpate de tus pensamientos. Nuestros pensamientos no tienen vida propia, están ahí, dentro de nuestra cabecita porque nosotros los ponemos, y tienen una fuerza enorme para hacernos sentir y provocar emociones en nosotros. Nos sentimos y muchas veces nos comportamos, según como pensamos. Hay muchas técnicas y ejercicios para reconocer el pensamiento dañino, ese que nos hace daño e intentar sustituirlo por otro alternativo que no provoque lo mismo.
- Trabaja, cuida y preocúpate de tus emociones. De la misma maneta que te he explicado en el apartado anterior la importancia de cuidar los pensamientos, pasa exactamente lo mismo con nuestras emociones. La gestión emocional es fundamental para sentirnos mejor. Aceptemos la emoción y dejémosle su espacio.
- No te encierres y no te aísles. Es importante no caer en el aislamiento extremo. Tenemos que esforzamos por mantener relaciones familiares, sociales y de amistad por supuesto adaptándonos a las circunstancias actuales y con las medidas de seguridad. Para esto, las nuevas tecnologías nos lo ponen muy fácil con las videollamadas que ya son parte de nuestra rutina diaria.
- Busca ayuda profesional. Acudir a un experto de la psicología es lo más recomendable si la situación llega a ser incontrolable y afecta a nuestra vida diaria.
Si tras leer el artículo te has sentido/a identificado/a y eres consciente de que la fatiga pandémica cada vez te está incapacitando más y generando mucho malestar, te recomendamos acudir a un profesional.
En el IEPP nuestros profesionales expertos, gracias al MÉTODO FORTE y a la Psicología Positiva estarán encantados de poder ayudarte en este proceso.
¡No esperes más y dale carpetazo final a tanta fatiga!
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