El poder de la palabra para practicar el agradecimiento

Mario Mario (Psicólog@)

25 marzo, 2025

En los últimos tiempos fortalezas como la positividad, la aceptación, el perdón o la gratitud entre muchas otras han ido adquiriendo cada vez más y más protagonismo en la búsqueda y en el fomento del bienestar personal. Cada vez es más frecuente escuchar las ventajas y beneficios de aplicar dichas actitudes en nuestro día a día.. 

A lo largo de este artículo abordaremos la fortaleza de la gratitud, seguramente todos tengamos una ligera idea de que significa y de qué manera aplicarla, sin embargo ¿sabemos exactamente en qué consiste y las implicaciones de su uso? 

Lo primero que cabe señalar es que se trata de una fortaleza, con todo lo que esto supone;  nos podemos ver enormemente beneficiados a la hora de utilizarla equilibradamente así como vernos perjudicados por un uso excesivo o insuficiente.

No es lo mismo que educación

Nuestro día a día está cargado de ejemplos en los que damos las gracias ante las personas que nos rodean. Lo hacemos por ejemplo cuando nos abren una puerta y nos ceden el paso, cuando nos devuelven el cambio en un negocio o cuando alguien nos dice la hora. Sin embargo, conviene aclarar que no es a esto a lo que nos referimos cuando hablamos de gratitud, en este caso estaríamos hablando de buena educación, modales o cortesía.

Aunque la gratitud y la buena educación pueden parecer sinónimos, son conceptos distintos con orígenes y propósitos diferentes. La buena educación se fundamenta en normas sociales para mantener la armonía y el respeto en la convivencia y pueden variar según la cultura.

¿Qué es la gratitud?

Se trata de una actitud que nos permite reconocer y valorar lo que tenemos en lugar de poner el foco en lo que no está. Mientras que la educación no requiere de conexiones emocionales profundas, la gratitud se cultiva mediante la reflexión y la apreciación consciente de lo positivo. Gracias a ella podemos fortalecer los vínculos afectivos al generar reciprocidad emocional.

No hablamos únicamente de responder positivamente hacía el regalo o favor que pueda hacernos cualquier persona sino que se extiende a la capacidad de valorar positivamente las experiencias y actitudes en compañía con los demás. No solo implica agradecer al impacto o influencia de los demás sino además, hacia todas aquellas experiencias o características personales susceptibles de ser elogiadas.

Como cualquier otra fortaleza la clave estará en utilizarla de manera flexible y equilibrada. Infrautilizarla puede llevarnos a pasar por alto experiencias susceptibles de ser disfrutadas y compartidas mientras que utilizarla en exceso puede llevarnos a una sensación de deuda eterna e impagable hacia los demás.

¿Por qué es tan importante la palabra en la gratitud?

Sabemos que las palabras tienen un poder profundo en la forma en la que percibimos y vivimos nuestras experiencias.

El lenguaje tiene la capacidad de construir realidades y el uso de una u otras palabras para describir una misma realidad pueden evocar emociones completamente distintas.

El uso de los términos adecuados no se trata de una simple cuestión estética sino que puede suponer un efecto transformador de la experiencia emocional.

El lenguaje positivo nos ayuda a mantener una actitud optimista mientras que un contenido o expresión más negativo podrá teñir nuestra experiencia con una capa de estrés o malestar.

Un lenguaje excesivamente crítico puede generar conflictos mientras que un lenguaje más amable tiene la capacidad de fortalecer vínculos como veremos más adelante.

Ser capaz de reformular las experiencias desagradables en positivas, evitar generalizaciones pesimistas y realizar afirmaciones que refuerzan nuestra capacidad y valor tienen la capacidad de hacer que nuestro estado de ánimo mejore.

En cuanto a la manera ideal de expresar gratitud a otra persona resulta fundamental que se utilicen los términos anteriores de manera sincera, mirando a los ojos, si es que se puede, y estando presente la emoción.

Beneficios de practicar la gratitud

Los beneficios de practicar la gratitud son muchos y muy variados, principalmente podríamos destacar:

  • Mejora la actitud positiva y redirige la atención. La capacidad de enfocarnos en lo que tenemos en lugar de aquello que nos falta y poder dirigir la atención hacia aquellas áreas valiosas y satisfactorias de nuestra vida se ha demostrado una de las herramientas más útiles para fomentar una mentalidad positiva. A menudo podemos ser víctimas de distintos sesgos cognitivos; desviaciones sistemáticas en nuestro pensamiento que nos pueden llevar a distorsionar la realidad y a emitir juicios inexactos. El sesgo de negatividad o la tendencia a sobreestimar los aspectos negativos de nuestro día a día es uno de los más habituales. El uso de la gratitud nos permite compensar este automatismo.
  • Mejora la autoestima. La autoestima es uno de los principales beneficiarios de la capacidad de centrarnos en lo positivo. La práctica de la gratitud, identificando nuestra valía sumado a la compasión hacia nosotros nos permite apreciar nuestros recursos y virtudes en lugar de regodearnos en aquello que consideramos que deberíamos tener.

Transformar la autocrítica en autovaloración permite reducir la frecuencia e intensidad de pensamientos negativos asociados a una baja autoestima. Si a esto le sumamos evitar castigarnos por nuestros errores, fomentando la amabilidad y la autocompasión podremos reformular las experiencias negativas como oportunidades de crecimiento. Desarrollar un autoconcepto basado en la aceptación en lugar de la búsqueda indiscriminada en la eliminación de nuestras imperfecciones incrementa la autoestima y el amor propio. 

Otra de las fuentes habituales de insatisfacción o bajo autoconcepto es la tendencia a la comparación con los demás. Las personas con baja autoestima tienden a compararse de manera sistemática con las vidas ajenas.

El resultado de esta comparativa suele ser negativo en nuestra contra ya que generalmente tendemos a comparar lo que no nos gusta de nosotros con lo que sí que valoramos de los demás. Una comparación que ya de entrada resulta injusta y cuyo resultado conocemos de antemano. Tener la capacidad de poner en valor lo que sí que tenemos nos puede ayudar a mejorar la percepción de nosotros mismos y, como veremos a continuación, mejorar la relación con los demás.

  • Mejora la calidad de las relaciones. La capacidad de expresar agradecimiento de forma genuina no sólo tiene consecuencias positivas en nosotros mismos sino que también es extensible a nuestras relaciones. Agradecer la compañía o apoyo ajeno permite que la persona se pueda sentir más valorada, invitándole de esa manera a seguir cultivando la relación. Esto nos permite ser percibidos como personas más cercanas y confiables y, en definitiva, empáticas, al ser capaz de reconocer las buenas actitudes ajenas.

El hecho de que los demás se puedan sentir escuchados y apreciados puede abrir el diálogo, mejorando la comunicación y permitiendo relaciones más honestas y abiertas. Esto puede fomentar la generosidad y el apoyo mutuo. En definitiva, la gratitud facilita un ambiente positivo que nos permite por una lado disminuir los conflictos así como mejorar la satisfacción en nuestras relaciones, desde las relaciones de amistad, familiares y sentimentales.

  • Mejora la salud mental y física. Expresar gratitud tiene un impacto directo en nuestro bienestar físico y emocional. Al margen de las innegables consecuencias en la felicidad experimentada, tener la capacidad de resaltar los aspectos positivos y presentes de nuestra vida se relaciona con una menor calidad del sueño y sensación de descanso. A nivel clínico su uso guarda una estrecha relación con la reducción de sintomatología ansiosa y del bajo estado de ánimo. En casos más grave incluso, como en el estrés postraumático puede ayudar a fomentar la recuperación incrementando la resiliencia ante el trauma. Estos hallazgos subrayan cómo la gratitud puede transformar nuestra vida y bienestar.
  • Genera emociones positivas. Con todos los beneficios anteriores no es de extrañar que el uso de la gratitud esté asociado a mayores emociones positivas; emociones como la alegría, la satisfacción y, en definitiva, con la felicidad se relacionan directamente con el uso regular de esta fortaleza. Además, cuanto más se practica más fácil resulta identificar los aspectos positivos de nuestra vida. Este efecto acumulativo nos permite sentirnos cada vez más felices y optimistas generando un ciclo de positividad tanto para nosotros como para la gente que se encuentra a nuestro alrededor.

¿Cómo practicar la gratitud?

Ahora que ya sabemos los grandes beneficios de poner en práctica la gratitud te animamos a que puedas empezar a aplicarla en tu día a día. Para ello te proponemos una serie de ejercicios que pueden suponer este primer paso hacia el ciclo de positividad.

  • Gratitud hacia uno mismo. Dedica un tiempo a reconocer los distintos logros o avances que hayas llevado a cabo últimamente sin esperar de la validación externa. Resulta muy fácil centrarnos en aquello que nos falta, pero generalmente no invertimos el tiempo suficiente en valorar lo conseguido o lo que es valioso para nosotros y si se encuentra en nuestra vida. Este ejercicio nos puede ayudar a ser el primer paso para ser más sensible a nuestros éxitos y fomentar la auto-amabilidad.
  • Gratitud reflexiva: Reinterpretar experiencias difíciles que hayamos tenido como procesos de aprendizaje, identificar los aspectos positivos ante situaciones complicadas, utilizar un lenguaje más ajustado a nuestro bienestar puede ser otra de las medidas mediante las cuales “soltar” experiencias desagradables pasadas.
  • Diario de gratitud: Puesto que la práctica de la gratitud al principio puede resultarnos un proceso poco espontáneo podemos servirnos de un diario de gratitud. Escribiendo al final del día aquellas experiencias por las que podamos sentirnos agradecidos puede ayudarnos a entrenar nuestra mente a poner el foco en los aspectos positivos de nuestra vida.
  • Carta de gratitud: Dedicar un tiempo concreto y específico a la hora de escribir una carta hacia una persona de nuestro entorno, ya sea por algo que esté haciendo en el presente o que haya llevado a cabo en el pasado o simplemente por estar presente en tu vida puede sernos de gran utilidad.

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