
¿Cómo tratar a una persona negativa desde la psicología positiva?
Mario (Psicólog@)
21 abril, 2025
Índice
¿Qué es una persona negativa?
Seguramente a cualquiera de nosotros nos viene a la mente alguna persona de nuestro entorno que podemos definir como negativa o pesimista.
No necesariamente nos referimos a ningún trastorno psicológico específico como lo puede ser un episodio depresivo, trastornos de ansiedad aunque sí que puede ser un factor de riesgo para llegar a padecerlo sino a una persona que reúne una serie de características fácilmente apreciables en su manera de relacionarse con el mundo, consigo mismo o con los demás.
Aunque no exista una definición formal, ya que no alcanza la categoría de trastorno mental, podemos encontrar muchas similitudes en todas aquellas personas que comúnmente definimos como negativas.
- Hiperfoco en lo negativo. La atención de las personas negativas suele estar dirigida hacia lo que no está bien o lo que no funciona (errores, problemas, dificultades etc.) en lugar de lo que sí que funciona. Los aspectos indeseados de su vida adquieren un protagonismo significativo por encima de todas las áreas susceptibles de ser valoradas positivamente. Existe un magnetismo sobre lo que está mal.
- Pesimismo o anticipaciones negativas recurrentes.Las personas negativas tienden a adelantar escenarios negativos a la hora de predecir qué va a pasar en el futuro, incluso en situaciones donde no hay evidencias de que esto pueda ocurrir.
- Crítica excesiva: La hipervigilancia hacia lo negativo también conlleva que las personas negativas suelen realizar más críticas negativas tanto hacia uno mismo como hacia los demás. No solo se trata de una cuestión mental sino que las conversaciones suelen estar cargadas de comentarios contrarios o adversos.
- Baja gratitud. Con todo lo anterior no es de extrañar que las personas negativas tienden a ejercitar poco la gratitud. La capacidad de identificar y dar gracias por aquellas áreas experiencias valiosas de nuestra vida se ve eclipsada por la tendencia a valorar todo lo contrario.
- Alta resistencia al cambio. La tendencia a predecir un futuro desagradable así como las dificultades a la hora de identificar las experiencias positivas en ocasiones hace que las personas negativas muestran una gran resistencia ante cualquier tipo de cambio en sus vidas. La novedad termina convirtiéndose en algo potencialmente peligroso o amenazante por lo que suele generar un gran rechazo.
- Dificultad para experimentar emociones positivas. Esta manera de interpretar y relacionarse con el mundo dificulta la capacidad de sentir y expresar emociones positivas como la alegría, la esperanza y el entusiasmo con todo lo que eso conlleva tanto para uno mismo como para las personas que están a su alrededor.

¿Qué sostiene la actitud negativa?
A cualquiera de nosotros nos resulta evidente las consecuencias negativas de este estilo, por lo que no es de extrañar que nos hagamos la pregunta de ¿si genera tanto malestar por qué la gente optaría por este estilo de afrontamiento frente a cualquier otro?
Sabemos que una parte importante de nuestros estilos de afrontamiento pueden ser explicados por rasgos de temperamento, es decir, los aspectos de nuestra personalidad biológicamente más predeterminados. Sin embargo, también sabemos que no se trata de la única causa que explica cómo afrontamos y procesamos las experiencias. A continuación veremos alguna de ellas:
- Ausencia de consciencia. En ocasiones la explicación es simple, la persona puede no ser consciente de su estilo ni de las consecuencias del mismo. La falta de autoconocimiento personal puede llevar a que ni tan siquiera nos cuestionemos la manera y el impacto de gestionar nuestras emociones y pensamientos en nuestras vidas. Sin embargo, esto no evitará que la persona experimente una sensación generalizada de insatisfacción.
- Hábitos aprendidos. El origen de estos patrones no solo está biológicamente predeterminado sino que puede haber sido aprendido en nuestro entorno familiar, escolar o social. La imitación resulta una de las vías principales de aprendizaje, si las figuras relevantes de nuestro alrededor como nuestros padres o cuidadores han llevado a cabo este estilo muy probablemente también tendemos a asumir este patrón; de pequeños interpretamos el mundo a través de nuestros cuidadores.
- Refuerzo sociales. Además de la imitación, otra forma de aprender es gracias a las consecuencias de nuestras acciones. En ocasiones las personas negativas obtienen la atención, validación y compañía de quienes tenemos a nuestro alrededor cuando despliegan esa manera de interpretar el mundo. Por lo general a nadie le gusta que algún ser querido experimente malestar, esto puede llevar a que cuando una persona adopta esta postura más pesimista su entorno intente consolar, apoyar o dirigir grandes dosis de atención. Este proceso de reforzamiento social que pretende las mejores intenciones puede mantener este patrón desadaptativo a la larga. Sin embargo, también sabemos que aunque la reacción inmediata del entorno pueda ser de comprensión y acompañamiento muy probablemente termine generando algo de rechazo o distanciamiento a largo plazo, lo que a su vez puede aumentar la sensación de insatisfacción de la persona y, ante la ausencia de consciencia, perpetuar el bucle de negatividad.
- Experiencias dolorosas o traumáticas. En ocasiones la actitud negativa resulta como consecuencia de experiencias desagradables, rechazos o incluso traumáticas. En estos casos, además de una consecuencia lógica de las experiencias vividas la negatividad puede cumplir una función protectora para evitar volver a experimentar todo el sufrimiento que se pudo vivir en el pasado.
- Sesgos cognitivos. Los sesgos cognitivos son errores sistemáticos en nuestro razonamiento como consecuencia de nuestras capacidades mentales. Estos nos llevan a razonamientos erróneos a la hora de interpretar nuestra realidad y suelen tener como resultado consecuencias emocionales bastante negativas. En el caso de las personas negativas suele ser habitual la presencia de alguno de ellos, entre los que podemos destacar el filtraje mental o abstracción selectiva, enfocarse solo en lo negativo de una situación ignorando lo positivo. El catastrofismo o suponer sin evidencia que va a ocurrir lo peor. El pensamiento dicotómico mediante el cual todo se ve o a través de extremos, o muy malo o muy bueno, o perfecto o desastroso etc. Cada uno de estos sesgos determina la manera en la que la información es procesada así como la reacción emocional que viene acompañada.
- Miedo al fracaso. Pensar negativamente también puede convertirse en una estrategia para gestionar nuestras expectativas. En ocasiones las personas negativas refieren que pensar indiscriminadamente de manera negativa les ayuda a no decepcionarse cuando sus deseos se ven truncados, de modo que prefieren no hacerse ilusiones para no decepcionarse si estas no se cumplen. Por otro lado, este patrón negativo puede cumplir la función de evitación de situaciones difíciles o desafiantes. El uso de excusas o la anticipación de consecuencias negativas puede ser una forma de autoconvencerse de que no merece la pena enfrentarse a una determinada situación, y, de nuevo, no arriesgarse a “fracasar”. A corto plazo evita el riesgo pero a largo plazo limita significativamente las oportunidades y la capacidad de influir en nuestro entorno de la manera que nos gustaría.

¿Cómo tratar a una persona negativa?
Ahora que ya sabemos qué caracteriza a las personas negativas así como qué puede estar manteniendo dichas actitudes estamos en mejores condiciones de saber cómo tratarlas para su beneficio y para el nuestro.
- Mostrar empatía. Ya sabemos que los motivos por los que una persona puede actuar con un estilo negativo pueden ser muchos y muy diversos. Por ello, resulta importante mostrarse empático y compasivo para intentar comprender las circunstancias de la persona que le llevan a actuar de esa manera. Conviene recordar que a nadie le gusta estar mal si tiene la oportunidad o sabe de qué manera no estarlo, por lo que adoptar una postura excesivamente frontal o crítica hacia su estilo muy probablemente lo único que consiga es una actitud más defensiva, mayor conflicto y, en definitiva, mayor resistencia al cambio. Permitir un adecuado desahogo permite que la persona se sienta más comprendida y que, por lo tanto, estemos en una mejor posición para poder ayudar. Es importante que este desahogo no se convierta en un bucle de crítica o queja, en cuyo caso será importante no alimentarlo en exceso.
- Actúa como un espejo. Muchas personas negativas no tienen tan siquiera conciencia de cuál es su patrón de gestión emocional. Ser capaz de reflejar a la persona cómo tiende a gestionar el malestar puede ayudar a promover este primer paso hacia la autoconciencia. No solo conviene devolverle su tendencia negativa sino también las consecuencias emocionales que esta puede estar teniendo para sí mismo. Es importante hacerlo de la manera más cálida y comprensiva posible haciéndole ver que nos preocupamos y que por ello no deseamos que lo pase mal. Comentarios como: “Te has dado cuenta que cada vez que hay algún cambio o imprevisto tiendes a anticipar que va a ser perjudicial o negativo ¿crees que eso te ayuda a estar más tranquilo o a disfrutar el proceso?” sería un ejemplo de ello.
- Actúa como modelo. En ocasiones los patrones de negatividad pueden haber sido aprendidos al ser observados en personas de su alrededor. Esta capacidad de aprendizaje a través de modelos puede ser perjudicial pero también podemos utilizarla en nuestro beneficio o en el de los demás. Si pretendemos ser de ayuda a las personas que se encuentran a nuestro alrededor, especialmente a aquellas personas negativas resulta importante poner en práctica todo aquello que deseamos que la persona pueda aprender. Como bien se dice “no se puede enseñar lo que no se sabe”. Teniendo esto en cuenta será importante que podamos poner en valor los aspectos positivos de nuestra vida o la de los demás en presencia de esa persona, que el contenido de nuestras conversaciones no solo gire alrededor de lo que no funciona, que nos mostremos ilusionados ante los cambios en la vida de los otros etc. Todo ello podrá servir para ofrecer una forma alternativa de enfrentar el día a día.
- Señala las buenas actitudes. Otras de las formas mediante las cuáles podemos aprender es gracias a los resultados positivos de nuestras acciones. En ocasiones nos resulta muy fácil pedir el cambio ajeno sin embargo no damos tanta importancia cuando este se produce. En el caso de las personas con tendencia a la actitud negativa puede ser muy productivo poder ir señalandoles cuándo llevan a cabo una interpretación o afrontamiento de un acontecimiento de manera adecuada. Esto permitirá que los cambios se vayan apuntalando y que no caigan en el olvido. Comentarios como “he visto que no te has tomado mal lo que ha ocurrido” o “veo que estás siendo capaz de no dejarte arrastrar por lo que ha sucedido” pueden ayudar a que la persona se reconozca utilizando otras estrategias. Por otro lado también conviene hacerles ver cómo esta nueva forma de afrontar las dificultades no solo es percibida sino que encima les resulta mucho más beneficiosa. “Enhorabuena, creo que es la mejor manera de encarar esa dificultad”. Recuerda que lo que para tí puede resultar obvio o fácil quizás no lo sea tanto para la otra persona, por lo que conviene estar atento al más mínimo cambio y no darlo por hecho.
- Paciencia y constancia. El cambio no siempre se trata de un proceso lineal, en el caso de las personas negativas no podemos pretender que su visión del mundo cambie drásticamente de un día para otro por el mero hecho de pretenderlo. Muy probablemente se trate de un estilo que haya ido evolucionando a lo largo de la historia de la persona por lo que es importante marcarse objetivos concretos y alcanzables. Lo importante es que poco a poco pueda flexibilizar y tener más recursos para afrontar el día a día que la negatividad. Esto implica que seguramente se trate de un proceso largo en el que muy probablemente la persona recurra de manera frecuente a su antiguo estilo. Ante esto resulta importante armarse de paciencia y no tener prisa a la hora de generar un cambio inmediato. Para que esta actitud negativa afecte lo menos posible puede ayudar el no personalizar ni responsabilizarnos de cómo actúa o deja de actuar el otro. Poder apoyarte en otras personas también puede hacer de esta ayuda o acompañamiento mucho más liviano así como servir de nuevos modelos. Sabemos además, que la calidad de nuestras vidas están en gran medida mediadas por la calidad de nuestras relaciones.
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