Adicción a las nuevas tecnologías
Sonia Castro (Psicólog@)
30 septiembre, 2024
No es la primera vez que hablamos de adicciones en el blog, y mucho me temo que no será la última; ya lo hemos hecho en relación al amor en nuestro post de dependencia emocional y hoy me voy a centrar en otra de las adicciones que más se trabaja en consulta desde unos años atrás, la cada vez más frecuente y habitual adicción a las nuevas tecnologías.
Índice
Qué es
Actualmente, en la literatura científica no existe unanimidad a la hora de definir y conceptualizar el fenómeno de la adicción a las nuevas tecnologías. El concepto de adicción ha sido desarrollado ampliamente relacionándolo con el consumo de sustancias, y efectivamente, la adicción a las TICs comparte ciertos síntomas con la adicción a las drogas, como por ejemplo, la falta de control y la tolerancia.
Uno de los primeros intentos por conceptualizar la adicción a Internet partió del psiquiatra Ivan Goldberg en el año 1995, quien propuso un conjunto de criterios para el diagnóstico del trastorno de adicción a Internet (IAD) basados en los criterios diagnósticos del abuso de sustancias.
Posteriormente, un año más tarde la doctora Kimberly Young, estableció un grupo de criterios para diagnosticar el síndrome de la Adicción a Internet, adaptados de los utilizados para el diagnóstico de Juego Patológico.
Nos quedamos con la siguiente definición:
La adicción a las nuevas tecnologías es el deterioro en el control de su uso que se manifiesta como un conjunto de síntomas cognitivos, conductuales y fisiológicos. La persona realiza un uso excesivo de Internet, lo que le genera una distorsión de sus objetivos personales, familiares y/o profesionales.
Como vemos, la pérdida de control y la dependencia son los principales factores diferenciadores que caracterizan la adicción. En el caso de las TICs, esto se podría traducir en que una persona sin adicción puede conectarse a Internet, jugar a videojuegos o hablar por el móvil por el placer de la conducta en sí misma, sin embargo, una persona con adicción lo hace buscando el alivio a un malestar emocional.
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Síntomas
Al hablar de esta adicción lo que nos encontramos haciendo una revisión de todo lo publicado en relación a los síntomas es:
- Cambios drásticos en los hábitos de vida a fin de tener más tiempo para conectarse.
- Disminución generalizada de la actividad física.
- Descuido de la salud propia a consecuencia de la actividad en Internet.
- Evitación de actividades importantes con el objetivo de disponer de mayor cantidad de tiempo para permanecer conectado.
- Privación o cambio en los patrones de sueño para disponer de más tiempo en la red.
- Disminución de la sociabilidad que tiene como consecuencia la pérdida de amistades.
- Negligencia respecto a la familia y amigos.
- Rechazo a dedicar tiempo extra en actividades fuera de la Red.
- Deseo intenso de disponer de más tiempo para estar frente al ordenador.
- Negligencia respecto al trabajo y las obligaciones personales.
- Sensación de relajación y de placer que genera su uso.
- Malestar excesivo si las tecnologías no pueden utilizarse.
- Preocupación desadaptativa por el uso de Internet, tal como experimentar una urgencia irresistible de usar Internet, y el uso de Internet más tiempo del previsto.
- La ausencia de otra patología que podría ayudar a explicar la conducta (manía, hipomanía, etc.).
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Consecuencias
Consecuencias psicológicas y afectivas
Numerosos estudios han destacado el impacto de un uso inadecuado y/o adictivo de las TICs, tanto en adultos como en menores.
Sin ir más lejos, la American Academy of Pediatric (2016), la Canadian Pediatric Society (2017) y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (2017) subrayan la presencia de diferentes problemas entre los que destacan: sueño, obesidad, desarrollo psicomotor y lenguaje, apego, desarrollo emocional y del comportamiento (manejo de las frustraciones), atención, concentración y memoria, etc.
Sonh y cols. (2019) realizaron un estudio en el que analizaron la prevalencia de salud mental en menores que hacían uso problemático de teléfonos móviles, encontrando una relación constante entre las dos variables, que incluyen: síntomas de depresión, ansiedad autoinformada, elevados niveles de estrés percibido y dificultades de sueño.
Un uso compulsivo de Internet es un factor de riesgo para el desarrollo de una salud mental peor: baja autoestima, soledad, depresión, ansiedad y fobia social (Ciarrochi et al., 2016).
Hay que destacar que las consecuencias psicológicas y afectivas no se refieren únicamente a conceptos relacionados con la psicología tradicional (como hemos visto hasta ahora en este punto) si no que cada vez hay más estudios que demuestran la relación entre el uso no saludable de las TICs con conceptos de la Psicología Positiva.
Por ejemplo, un uso excesivo del teléfono móvil está asociado con un menor Bienestar, Satisfacción con la Vida y Mindfulness (Volkmer & Lermer, 2019).
Consecuencias en el rendimiento intelectual (académico y laboral)
Como ocurre en cualquier adicción, una de las características, y a su vez, un criterio diagnóstico, es el grado de interferencia que genera en la vida cotidiana del sujeto. Por lo tanto, resulta evidente que un uso adictivo de las TICs va a provocar consecuencias negativas en los estudios o en el trabajo.
La relación entre el uso de las TICs y el rendimiento intelectual es difícil de establecer, ya que están implicadas muchas variables: supervisión familiar, de personalidad del usuario, nivel cultural y socioeconómico familiar, etc.
Sonh y cols. (2019) hallaron correlación entre el uso problemático del móvil y el bajo rendimiento escolar.
En una muestra de estudiantes universitarios, se comprobó que el uso desmedido del teléfono móvil dentro de las horas clases y las actividades diarias afecta al rendimiento de los estudiantes, impidiendo el cumplimiento de las tareas dentro del tiempo requerido en las diferentes asignaturas (Rueda y Paredes, 2019).
En un estudio realizado por el Observatorio de Prevención de Riesgos Laborales y la Universitat Jaume I (2016), un 34% de los encuestados admitía que el uso de las tecnologías les estaba suponiendo un bajo rendimiento en el estudio o en el trabajo. Este estudio concluye también que el impacto negativo de las TIC en el ámbito laboral puede verse aumentado por el uso personal, dado que se aumenta el tiempo de exposición.
Hay que destacar que las investigaciones hacen referencia siempre al uso problemático, ya que una adecuada utilización de las TICs dentro del ámbito escolar o laboral puede ayudar a mejorar el rendimiento y la motivación de estudiantes y trabajadores.
En general, el uso de las TICs no lleva asociado necesariamente un menor rendimiento escolar o laboral. En el caso de producirse, se debe a que se dedica menos tiempo al estudio o al trabajo por estar conectado (Euroinnova Formación, 2018).
Buenas prácticas
¿Y qué podemos hacer entonces en casa y en el colegio para intentar prevenir y evitar caer en esta adicción? Aquí hablamos de seis claves que se ha demostrado son fundamentales.
Trabajar la Autoestima
Son muchos los estudios que confirman que la Autoestima sana es, sin lugar a dudas, un factor de protección muy potente frente a cualquier adicción. En la investigación de Cassia, F.G. en el año 2019 se llegó a la conclusión de que una mayor autoestima está asociada a menores niveles de adicción a las redes sociales.
La familia es el lugar ideal para que los hijos puedan formar y consolidar una autoestima firme. Por ello, es importante que los padres y demás miembros de la familia permitamos a los hijos equivocarse y rectificar, asumir responsabilidades, ser autónomos y aceptarse a sí mismos.
Reforzar las Habilidades Sociales y las Habilidades de Comunicación
Todas las habilidades se pueden aprender, por lo que llegados a este punto se hace fundamental disponer de las herramientas adecuadas para relacionarnos con los demás de una forma adecuada y positiva.
Como demostraron Ke y Wong, el retomar las relaciones sociales fuera de la web hace que los síntomas relacionados con la adicción a Internet se reduzcan, por ejemplo, la inseguridad social.
Trabajar las Habilidades de Afrontamiento de Problemas
Definimos “problema” como una situación de la vida que se intenta resolver buscando una solución adecuada.
Solucionar un problema de una forma correcta, requiere de una serie de habilidades que como padres y educadores se deberían trabajar con los menores. Para ello, resulta fundamental que seamos conscientes de cómo los adultos resolvemos los conflictos, por dos razones:
- Porque somos un MODELO para los niños y adolescentes.
- Porque nos puede ayudar a nosotros mismos a mejorar nuestro bienestar.
Adecuada Gestión Emocional
La Dependencia Emocional es una de las características que puede favorecer que se realice un uso inadecuado de las Nuevas Tecnologías. Por esta razón, es importante conocer qué son las emociones y cómo funcionan.
Las emociones surgen cuando un pensamiento, recuerdo, acontecimiento o una conducta cambia cómo nos sentimos. El problema surge cuando una persona con dificultades para controlar sus emociones negativas, utiliza las TICs no para buscar sensaciones o emociones nuevas, sino para buscar un cierto alivio a un malestar emocional (ira, nerviosismo…) creándose un círculo vicioso.
Adecuada Comunicación Familiar
Como ya hemos comentado, el potencial preventivo de la familia es esencial para reducir los factores de riesgo y aumentar, por tanto, el nivel de protección frente a la adicción. Una adecuada comunicación familiar permite también un buen clima de convivencia.
La existencia de vínculos familiares basados en la empatía, una educación parental con reglas de conducta claras, el establecimiento de normas y límites y la implicación de los padres en la vida de sus hijos son algunas claves que pueden potenciar las fortalezas de todos.
Alternativas de Ocio Saludable
El tiempo libre, como su propio nombre indica, es un momento de disfrute personal donde la persona elige en qué y cómo quiere invertir su descanso.
No sólo “vale” limitar el tiempo de uso de las TICs, si queremos promover emociones positivas también hay que potenciar actividades alternativas, pero siempre teniendo en cuenta los gustos y las preferencias de cada uno. Si no lo hacemos así, la actividad no resultará motivadora y conseguiremos justo el efecto contrario.
Hoy en día muchas personas de todas las edades utilizan las Tecnologías en su tiempo libre. Dedicar parte del tiempo de ocio a navegar por Internet o jugar a los videojuegos no resulta, en principio, problemático. El riesgo surge cuando se le dedica más tiempo del adecuado y, especialmente, cuando se abandona la práctica de otras actividades de ocio que nos resultaban agradables por estar más tiempo conectados o jugando.
Para los adolescentes
¿Cómo podemos saber si los contenidos digitales son apropiados para los menores? ¿A qué edad es recomendable empezar a usar el teléfono móvil? ¿Se puede controlar la seguridad en nuestros dispositivos? ¿Hasta qué punto son apropiados los videojuegos? Presta atención a estas 4 pautas.
Control parental
Un sistema de control parental es una herramienta que permite a los padres y educadores controlar y/o limitar el contenido a los que los jóvenes pueden acceder desde sus dispositivos, ya sean ordenadores, móviles o tablets.
A partir de aquí, y dependiendo del dispositivo en cuestión, se puede supervisar todas las actividades on line del menor, limitar el tiempo que pasa frente a la pantalla, bloquear páginas web específicas o sitios web en función de diferentes categorías, etc.
También existen programas descargables que pueden resultar útiles para ampliar la protección de los niños y niñas (por ejemplo, Qustodio, Zift, Kidlogger…)
Con independencia de instalar o no un control parental en los dispositivos que utiliza el menor, resulta fundamental plantearse si los contenidos digitales a los que tiene acceso son de calidad o no. Esta es una de las cuestiones a las que pretende responder la red INSAFE a través de la campaña “Contenidos positivos en línea”.
Un contenido positivo se refiere a cualquier contenido digital que permita al menor aprender, crear y divertirse, desarrollando una imagen positiva de sí mismo, respetando su propia identidad y creando sus propios contenidos de manera segura y sin riesgos.
Conocer los principales delitos cibernéticos
Proteger nuestra información personal
Educación en un uso responsable de las TICs
Es la mejor medida de seguridad, sobre todo en el caso de los menores, que son más vulnerables. Esta medida pasa por evitar hablar o intercambiar información con personas desconocidas, limitar el número de contactos (lo importante es la calidad, no la cantidad), explicarles los peligros que existen, no divulgar datos personales propios o de terceras personas, establecer unas normas claras de utilización (tiempo, momento, lugar), cerrar siempre las sesiones, sobre todo en dispositivos de uso compartido... Todo esto se complementa con todos los factores de protección a nivel personal que hemos visto y detallado en otros módulos: comunicación saludable, gestión emocional, potenciación de habilidades sociales y autoestima.
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