Sociopatía: cuando el desprecio a los demás se convierte en una forma de vida
Rebeca Gómez (Psicólog@)
27 septiembre, 2023
Hoy dedicamos el post a un tema que tiene que ver con un trastorno de la personalidad: el trastorno de personalidad antisocial o sociopatía. Y es que sobre la personalidad psicopática o la persona psicópata ya os hablamos aquí.
Antes de que sigas leyendo, queremos dejar claro que la personalidad forma parte de un continuo donde en un extremo encontramos la funcionalidad y en el otro la parte patológica. Los trastornos de la personalidad son descripciones de determinadas formas de sentir, actuar e interpretar la realidad más o menos estables en el tiempo.
Describir estos fenómenos puede ayudarnos a entender mejor el funcionamiento de algunas personas.
¿Qué es la sociopatía?
La sociopatía o trastorno de personalidad antisocial (TAP), se identifica por síntomas como:
- Impulsividad: reaccionar de forma precipitada o no meditada ante una situación externa, sin pararse a pensar en las consecuencias de sus actos.
- Falta de empatía: incapacidad de ponerse en el lugar de la otra persona.
- Violación de los derechos ajenos.
- Hostilidad y agresividad hacia las demás personas sin sentir remordimiento alguno.
- Incapacidad para planificar su futuro.
- Menor capacidad para tolerar el aburrimiento o la frustración.
(Alvis et al., 2014)
Es importante destacar que para que una persona sea diagnosticada con este trastorno tiene que ser mayor de edad y es necesario que haya presentado problemas de conducta antes de los 15 años.
Sociopatía, psicopatía… ¿Qué diferencia hay?
Creemos muy necesario dedicar un apartado en este artículo para dejar claras las diferencias entre estos dos conceptos, ya que a lo largo de la historia ha existido mucha confusión al respecto debido, entre otras cosas, a la influencia de la industria cinematográfica y a que ambos términos son parecidos fonológicamente.
Empezaremos distinguiendo la sociopatía y la psicopatía de la personalidad antisocial que, al contrario de las anteriores, NO es una patología.
¡Comienza a trabajar en tus fortalezas!
Personalidad antisocial
Las personas con rasgos de personalidad antisocial se caracterizan por una falta de capacidad para adaptar su conducta a las normas sociales vigentes y existe un predominio de rasgos como la irritabilidad o los sentimientos de agresión, manifestados como amenazas o intimidación (Holguín y Palacios, 2014).
“Rebelde” sería un adjetivo que podría describir este tipo de personalidad, que, insistimos, no es patológica.
Trastorno de personalidad antisocial (TAP) o sociopatía
Como explicamos anteriormente, las personas con este trastorno suelen actuar por impulso y tienen un comportamiento no normativo que resulta fácil de identificar. Puede tener su origen en un estilo educativo negligente, en el que no han existido suficientes cuidados o afecto ni normas o límites.
A pesar de esto, pueden establecer relaciones con determinadas personas.
Psicopatía
Como ya te contamos en nuestro artículo sobre si el psicópata nace o se hace, las personas diagnosticadas de psicopatía, por el contrario, no actúan por impulso, sino que establecen estrategias de forma premeditada y su comportamiento suele pasar más desapercibido. Son narcisistas, insensibles emocionalmente y se caracterizan por violar repetidamente los derechos de los demás, intimidar y mentir. En su origen es importante el componente biológico,
También se diferencia de la sociopatía por la incapacidad de establecer relaciones interpersonales o de vincularse.
A pesar de todo, queremos reforzar la idea de que todas las personas con estos rasgos no tienen porqué ser asesinas, violentas, etc. Muchas personas con psicopatía no tienen antecedentes de violencia. Existe mucha diversidad y, a veces, solo les repercute en el área de las relaciones sociales.
Tratamiento
La persona con sociopatía no suele darse cuenta de su trastorno, debido precisamente a la falta de empatía que hemos descrito previamente. Son las personas de su alrededor las que sufren los efectos de sus actitudes y sus conductas, las que pueden tomar cartas en el asunto de tres maneras distintas:
- Expresando sus sentimientos de forma asertiva.
- Poniendo límites claros y consistentes.
- Alejándose de la persona para evitar que les dañe.
Sin embargo, en los casos en que la persona reconozca estos rasgos, es posible realizar una intervención por parte de profesionales especializados/as, en la que trabajar aspectos como las creencias erróneas y distorsionadas, la expresión socioemocional y las habilidades de comunicación y de afrontamiento.
Me gustaría concluir este post indicando que no hay una manera correcta de ser y que tener una personalidad que tiende a la rebeldía ¡ESTÁ BIEN! En este artículo hemos revisado algunas características que no tienen por qué ser patológicas.
Los casos a los que hay que prestar más atención son aquellos con trastorno antisocial y, sobre todo, a las personalidades más dañinas como la psicopática, porque no tienen la capacidad de relacionarse afectiva y humanamente con los demás.
Si quieres profundizar más sobre estas cuestiones, no dejes de escuchar nuestro podcast “Me caracteriza… la rebeldía”, en él podrás aprender más cosas interesantes sobre este tema.
Fuentes de datos:
- Alvis, A., Arana, C., y Restrepo, J. (2014). Propuesta de rehabilitación neuropsicológica de la atención, las funciones ejecutivas y empatía en personas con diagnóstico de trastorno antisocial de la personalidad, desvinculadas del conflicto armado colombiano. Revista Virtual Universidad Católica del Norte(42), 138-153
- Holguín, T., y Palacios, J. (2014). La genética del trastorno antisocial de la personalidad: Una revisión de la bibliografía. Salud Mental, 37(1), 83-91.
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